Habían pasado varios meses desde lo último ocurrido, Sung Jong había superado un poco el “trauma” de aquel suceso, sin embargo le costaba aun aceptar su cuerpo en su totalidad, pues lo sentía casi completamente impuro. Desde un día en específico deseó que si alguien he de conocer su cuerpo de esa manera, éste debía ser el chico que pintaba día tras día… pero no fue así.
A pesar de que frente a L se mostraba recuperado, en realidad aun sentía su corazón un tanto roto, pero no quería borrar la sonrisa que tanto le gustaba a Myung Soo.
Cierto día estaban ambos sentados en un sillón, uno al lado del otro, con la vista al frente y sin decir nada; un momento realmente pacífico pero algo incómodo al pasar los minutos. Myung Soo comenzaba a morder sus labios como si estuviese tratando de decir algo, pero como si algo se lo impidiera. Fue entonces cuando Myung Soo se quedó mirando al rubio y repentinamente se abalanzó sobre éste, quedando ambos recostados sobre el sillón. Sung Jong no sabía que decir estaba confundido al igual que L, aunque éste último se veía más serio. Se quedaron mirando fijamente por unos segundos y el rostro del rubio comenzaba a ruborizarse cada vez más, se ponía nervioso y algo incómodo al roce de un hombre por su última experiencia, L notó que Sung Jong estaba algo incómodo, por lo que soló le dio un tierno beso en la frente y se separó de su cuerpo.
- Eh? – mencionó confundido el rubio –
- No quiero hacer algo que pueda incomodarte – dijo L mientras comenzaba a levantarse –
Sin embargo, frente a todo lo que había pasado, Sung Jong realmente amaba a L y sentirse parte de él era algo que si deseaba. Por esto, sostuvo el poleron de L impidiendo que se levantara.
- Sung Jong…
EL menor no dijo nada, solo se mostraba ruborizado, nervioso. Entonces Myung Soo comenzó a acercar su rostro lentamente hasta ambos sentir la agitada respiración del otro. El pelinegro dirigía su mirada a los ojos de Sung Jong, quien intentaba evadirla, aun así, por alguna razón, a L le gustaba perseguir su mirada con sus oscuros ojos.
- No hagas eso – decía Sung Jong con una voz temblorosa –
Al terminar aquella frase, una sonrisa se mostró en el rostro de L y su mano comenzó a deslizarse por el abdomen de Sung Jong, subiendo por su pecho; logrando que el rostro del rubio se ruborizara aún más.
- L… espera – decía el menor al sentir que su camisa se iba desprendiendo de su cuerpo –
Myung Soo, solo le entregó una sonrisa de confianza y empezó a desprenderse de su poleron, para luego hacer lo mismo con su polera. A medida que ésta subía por su cuerpo, Sung Jong podía ver aquella figura que tanto había anhelado tener cerca y en esa ocasión podía tenerla solo para él.
Myung Soo tiró su polera a un lado y acercó nuevamente su cuerpo al del menor, rozando su abdomen y su pecho con el de él, luego comenzó a besar su cuello provocando que la respiración del rubio se agitara cada vez más al punto de sacarle un frágil pero perceptible gemido.
El mayor comenzó a bajar besando el cuerpo del rubio, pasando por su pecho, su abdomen, hasta llegar a su pantalón, pero fue ahí donde se detuvo y levantó su mirada buscando la del otro chico, quien cerraba sus ojos para no sentirse más nervioso de lo que estaba, por lo que Myung Soo acercó su rostro de nuevo a de él.
- Abre los ojos y dime si quieres que me detenga – le dijo mirándolo fijamente –
De a poco Sung Jong comenzaba a abrir sus ojos hasta verlo de frente ya apreciarlo de tan cerca no podía pronunciar palabra alguna. La verdad no quería que se detuviera, pero tenía miedo de cómo realmente reaccionaría cuando se encontrara en total disposición frente a L. Myung Soo solo le dio un dulce beso, al que Sung Jong respondió después de unos segundos, podía sentir como su lengua comenzaba una ardua batalla contra la de él.
- ¿Sabes?, quizás antes no me hubiese importado que me dijeras que me detuviera, pero después de todo lo que ha pasado, si no me dices que quieres que siga, no lo haré.
Después de las firmes palabras de Myung Soo, Sung Jong sólo pudo detenerse a responder un “sí”. Fue entonces cuando la atención de L se fijó completamente en el pantalón del menor, el cual retiro suavemente después de arrancarle las zapatillas. En seguida comenzó a hacer lo mismo con el suyo, quedando así ambos con solo una prenda entre ellos.
Una de las manos de L comenzó nuevamente a subir por el cuerpo del rubio, acariciando gran parte de éste, mientras la otra se situaba sobre su entrepierna, por encima de la delgada tela de la ropa interior de Sung Jong. El rubio colocó una de sus manos sobre la espalda del otro chico para aferrarse a él, mientras la otra hacía el mismo recorrido que la de L, pero en sentido contrario sobre su cuerpo; cuando su mano llegó hasta la única prenda existente sobre el cuerpo del pelinegro, comenzó a introducirla entre ésta y su piel, pero casi de inmediato Myung Soo la sacó.
- No dejaré que llegues allí, antes de que yo lo haga en ti. – Contestó mientras bajaba la mano de Sung Jong y la colocaba por encima de su cabeza.
Con su mano derecha, que aún se situaba en el pecho del rubio, empezó a deslizarla hasta llegar a su ropa interior, introduciendo su mano en ésta para bajarla lentamente, tras su acción, un gemido salió desde la garganta del rubio y una sonrisa provocadora se pintó en la cara del pelinegro. Una vez que quitó la ropa inferior del rubio por completo, hizo lo mismo con la de él, quedando ambos en igual condición.
Sung Jong se sentía avergonzado de estar así frente a él, solo atinaba a tapar su rostro con sus manos, pero L se acercaba para retirarlas.
- Deja de ocultarte – decía mientras ponía sus labios en los de él –
- Solo quisiera que hubieses sido el único… que me viera así – respondía entristecido Sung Jong, mirando a otra dirección –
- Yo me siento el único
- Eh?
- Soy el único a quien has dejado, por tu propia voluntad que te tenga así, soy al único que dejas que sus manos recorran tu cuerpo, que sus labios besen cada parte de ti, al único al que dejas oír tu respiración de la manera que lo hago.
Cuando L terminó de hablar, Sung Jong se quedó pasmado, jamás lo había pensado de esa forma, sentía que Myung Soo le hacía ver todo lo hermoso de cada situación y volvía a preguntarse lo mismo que la primera vez que lo vio “¿De verdad eres un humano?”. El menor realmente no podía hablar, la felicidad que sentía al oír a L era demasiada.
- ¿estás bien?
- Sí, gracias L…
- Gracias a ti, por dejarme estar contigo.
L abrazó el cuerpo de Sung Jong y momento después tomó las piernas de éste y las colocó alrededor de su cintura, mientras acercaba su cuerpo al de él, comenzó a bezar su pecho, mordiendo sus pezones, para posteriormente subir por su cuello hasta sus labios, donde se detuvo con un gran y húmedo bezo. Finalmente se posicionó y preparaba el cuerpo del menor con gran delicadeza, rozaba de a poco sus dedos en la entrada de Sung Jong, provocando ahogados gemidos de éste.
- Relájate Sung Jong, solo estamos los dos
- Me avergüenza que seas tú el que me escuche
- Me honra ser el único.
Sung Jong solo bajaba su cabeza totalmente sonrojado, a lo que L soltaba una pequeña risita y seguía con lo que estaba haciendo. De a poco comenzó a introducir uno, dos y luego tres de sus dedos en la entrada del rubio, los movía delicada y lentamente para que Sung Jong no sintiera dolor y no recordara la brusquedad con la que fue tratado. Cuando ya sintió que estaba bien, comenzó a introducir su miembro en el menor, tranquilamente. Pudo oír un gemido más fuerte del rubio y se detuvo.
- ¿estás bien Sung Jong?
- Sí – asentía con la cabeza – sigue …
L no hizo caso omiso a las palabras de Sung Jong y prosiguió, cuando estuvo ya dentro de él comenzó a moverse, siguiendo un ritmo que iba en aumento en términos de velocidad. La habitación se llenaba del sonido de la respiración extasiada de ambos. Sung Jong se aferraba aún más a la espalda de L, clavando sus uñas en ella y dejando leves marcas cuando el compás de sus movimientos pélvicos aumentaba. Finalmente Myung Soo no aguantó más y desembocó todo néctar que mantenía en él, dentro del rubio.
- Lo siento
- No te disculpes, perdón… por lo de tu espalda
L no se había dado cuenta de los rasguños.
- Vaya… salvaje niño
- Eh?! – respondió totalmente sonrojado –
- Debes pagar por eso
L tomó en sus brazos a Sung Jong como una princesa y se lo llevó a su cuarto, a conocer aún más el cuerpo de la persona que lo cautivaba, para terminar con una frase que los identificaba a ambos, que llenaba sus corazones de pura alegría al escucharla cada uno de la boca del otro, que completaba el rompecabezas de sus vidas, con la pieza más hermosa.
- Te amo.
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