En un pestañear, el escenario había cambiado. Lo que suponía ser mi sueño, parecía ser manipulado por lo que Hizaki deseara contarme.Me encontraba en un lugar muy distinto al de hoy. Edificios definidos por una arquitectura que, hoy es considerada como un patrimonio. Carretas y caballos eran abundantes en las calles. Personas vestidas de trajes presuntuosos, luciéndolos de manera perfecta sobre sus zapatos bien lustrados.
Frente a mí, podía ver a Hizaki junto a alguien más, un chico de cabello castaño, ojos verdes y un traje azul con brillantes. Ellos hablaban cuidadosamente, mientras yo simulaba ser sólo un espectador. Era lógico pensar que su acompañante era el tal Yuki que había escrito la carta que yo había leído.
El chico de azul parecía preocupado, le advertía al otro lo que podría pasar si alguien se daba cuenta de lo que estaba haciendo. Y yo me preguntaba ¿Qué es lo que Hizaki hacía que era tan peligroso? De pronto, el escenario había cambiado, en una diminuta habitación… un baúl. Sí, era el cofre que estaba en el sótano. Rápidamente, salían de él un sinnúmero de hojas. Parecían planes, logros y más estrategias indicando nombres de muchas personas. Los documentos empezaron a salir sin cesar y el lugar se cubrió de aquellos. Mareado, cerré los ojos y, al abrirlos, vi la imagen de Hizaki concentrado, moviendo hilos. Al final de esos hilos, unos títeres, era como si él fuera un titiritero.
De pronto, él llevó su mirada hasta la mía y, en un brusco instante, estaba frente a una nueva escena. Hizaki y un hombre del que no podía ver su rostro, era sólo una silueta. Parecían discutir y luego, aquella sombra se alejaba figurando estar enfadado. Mi vista se dirigió a Hizaki y éste apuntó a un sitio. Fue cosa de mirar a esa dirección y encontrarme con otro acto. El chico de vestido rojo se acercaba a una muñeca, él la miraba a los ojos y sólo bastó con tocarla para que su cuerpo se desvaneciera sobre el piso. Era como si hubiese perdido su espíritu. De pronto, la conocida silueta se hacía presente y tomó la muñeca; la llevó al sótano y la dejó allí. ¿El cuerpo? Al parecer sólo fue retirado del lugar, seguramente por aquel mismo hombre y quién sabe donde se encontraría.
En un fulminante destello, aparentaba haber despertado del sueño pero, en realidad, estaba frente a Hizaki nuevamente.
- ¿Puedes entenderlo? – preguntó con suavidad, mientras mi cabeza daba vueltas intentando comprender todo lo que había visto. Tratando de unir cada imagen para crear la historia más adecuada. – Espejo – susurró de pronto, yo sólo alcancé a decir “¿qué?” y mis ojos se abrieron de golpe, como cuando despiertas de una pesadilla. Mi respiración estaba algo agitada y me percaté de que mi teléfono móvil sonaba. De seguro eso es lo que me había hecho despertar.
Miré el celular y resultaba ser sólo uno de esos mensajes basura enviado por la compañía telefónica.
Estaba frustrado por eso. Pero bastaron unos segundos para recordar la última palabra pronunciada por Hizaki. Sin embargo, me costaba un poco entender bien qué hacer con ello.
Sentí una especie de escalofrío y, con la mirada, busqué la muñeca. Al hallarla, la sostuve en mis manos y caminé hasta un espejo que había en un pasillo de la casa, ése era el único espejo de cuerpo completo que había. Mis ojos estaban fijos en el objeto, lo dejé en el piso, a unos centímetros de frente al espejo. Levanté la mirada y aprecié como mi cuerpo se volvía más tenso, como mi piel se erizaba y, mi corazón se congelaba debido a la sorpresa.
No era el reflejo de la muñeca precisamente lo que se mostraba, era la imagen de Hizaki.
- ¿Ahora si me ayudarás? ¿O necesitas que responda más cosas? – terminó por decir desde su extraña e increíble posición.
FuLl MoViEs
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