
De alguna manera me pregunto qué hubiese pasado si habría elegido seguir envuelto de lo que Kamijo me ocultaba, tal vez habría sido mejor… o quizás no.
- Bien, pues entonces… prepárate a oír esta historia…
“hace más de 20 años, un joven solitario vino a vivir junto a su madre a esta casa, ¿su padre? Él había fallecido. Bueno, esta familia de dos tenía la gran herencia del difunto y con la mínima parte de ese dinero la mujer contrató gente para servir en la casa. Fue allí cuando apareció un joven buscando un lugar donde vivir y un trabajo, queriendo ser parte de la casa. Al no tener experiencia la madre decidía no incluirlo, pero su hijo veía algo en su mirada entristecida y le rogó a su madre que lo aceptara.
Con el tiempo, el chico nuevo e inexperto aprendía nuevas y grandes cosas, comenzó a crear lazos de afecto con la madre y el hijo… y finalmente se volvió un mayordomo íntimo. Sin embargo, al transcurrir el tiempo su relación con el hijo se volvía muy cercana y acabaron cercados en un prohibido amor; sí eso lo llegaba a saber alguien sería un desenlace fatal, tanto para el prestigio de la familia, como para la vida del mayordomo. Aun así, ellos valientes ante su decisión de permanecer unidos, se ocultaban cada noche en la sala donde tenían un piano, allí nadie entraba nunca, así que era su lugar donde compartían palabras, sonrisas, caricias y tibios besos. Y cada día el joven le enseñaba una nueva tonada de piano al mayordomo. Pero hubo un día en que decidieron ser parte el uno el otro sin límites que separaran sus cuerpos, por lo que un día en que su madre debía ausentarse y llegaría tarde, en el cuarto del joven amo, se encontraron compartiendo la placentera experiencia de crear un ambiente de encanto y vehementes deseos.
Al día siguiente, abatidos ante aquella noche, ambos no se enteraron de la hora y su madre preocupada por la aparente ausencia matutina del mayordomo, entró a la habitación de su hijo a consultar por noticias de quien buscaba, encontrando allí más de lo que esperaba. Se retiró de allí en silencio, completamente anonadada, pero volviendo en sí llamó a alguien para que fuera a buscar un objeto, mientras ella volvía a ingresar a la habitación. Silenciosamente despertó solo a su hijo, éste sorprendido solo acató a la orden de seguirla. Ambos hablaron afuera un instante hasta que llegó el pedido de su madre, “nadie va a saberlo”, dijo mientras lo ponía en las manos de su hijo. Opuesto a la decisión, terminó aceptando el mandato de su madre y calmado entró al cuarto. Justo al momento de que su mayordomo abriera los ojos y le regalara una sonrisa, el chico clavó un cuchillo en su pecho. Entre sorpresa, tristeza, confusión e inevitable amor, el mayordomo sólo le concedió un “te amo” y se fue del sitio, oculta muerte entre las flores del jardín… incluso de quienes vivían en esa casa.
A los días después la familia decidió mudarse, ya que el piano que el joven amo le había enseñado a tocar a su mayordomo, sonaba constantemente. Con el pasar de los años ya nadie se acordaba de la inexistencia del lacayo y nadie se acercaba a la casa porque decían oír sonar las teclas del piano. Hasta que… 20 años después una familia nueva llegó a la casa y el mayordomo volvió a enamorarse de un joven amo… Sono-sama.”
En ese preciso instante palidecí por completo ¿me había enamorado de un fantasma? Veía su rostro preocupado y me cuestionaba más aun sobre la posibilidad de encontrarme amándolo. La verdad si quería desaparecer de ese lugar, deseaba correr, despertar de esa pesadilla, pero eso no ocurriría, lo que estaba pasando era cierto.
- Puedes irte ahora si quieres
- Solo a mí
- ¿eh?
- Solo dejaste que yo te oyera, que solo yo te viera.
- Si alguien más lo hacía se asustarían y se irían. No quería eso. Quiero que veas algo.
Kamijo me llevo al entretecho, por una puerta que jamás había visto y estaba seguro que no era el único en no verla. Allí había muchos cuadros y objetos cubiertos de polvo, entonces llegamos hasta un cuadro que estaba cubierto por una tela, Kamijo la descubrió y vimos su imagen con la de otro chico, muy bello… su piel muy clara, ojos azules, cabello platinado y fibras negras, no muy alto y una expresión adorable. Al pie del lienzo decía “Teru & Kamijo”
- Tu padre vio este cuadro, por eso sabe que es imposible que me conozcas. No quiero causarte más problemas.
- No lo harás. Debo irme… nos vemos Kamijo.
Después de eso, solo me abalancé a él y lo besé. Él estaba algo confuso con lo que yo hacía, creo que sólo pensó en que me despedía de él con ese beso. Pero terminé diciéndole que quería verlo en una hora más en el jardín. Fui donde mis padres y les dije que los amaba y a Klaha le agradecí que siempre estuviera junto a mí, y me disculpé por no corresponder lo que él sentía, él quedó sorprendido ante lo que yo decía; lo abracé y le dije que su camino no era el mismo que el mío.
Me retiré de allí y fui a buscar un objeto a la cocina, luego me dirigí hasta la sala del piano. Había tomado la decisión de estar con quien amaba, dejando que mi sangre fluyera por cada tecla de marfil. Mientras mi alma traspasaba el húmedo pasto del floreado jardín a encontrarse con la de Kamijo en una estadía eterna.
FuLl MoViEs
MoViEs To mOvIeS
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