Un secreto, así había quedado todo lo sucedido para evitar represalias contra L. El resto de aquel día transcurrió normalmente y el siguiente comenzaba de manera tranquila. Aun así el pelinegro estaba embobado por lo ocurrido el día anterior, pensaba que sólo había sido parte de algún tipo de fantasía, se le haría casi imposible quitar la sonrisa de su cara… o al menos eso creía.
Se encontraba ordenando su habitación, haciendo su cama, cuando de pronto la puerta se abrió. L estaba tan preocupado de lo que hacía que no escuchó la puerta abrirse, pero repentinamente sintió la presencia de alguien tras él, se volteó rápido para saber quien era y se halló de frente a Yu.
- Hola –mencionaba con una expresión insinuante-
- Yu-sama –contestaba nervioso el menor – ¿necesita algo?
- Mm… sí, la verdad es que sí – decía sonriéndole de medio lado –
A Myung Soo le perturbaba que Yu se presentara frente a él de esa manera, pero no podía hacer demasiado.
- ¿y qué es lo que puedo hacer por usted Yu-sama? –consultaba tragando saliva –
- Pues… dame tus manos – sugería extendiendo la mano –
Sin hacer alguna pregunta L sólo las posicionó sobre la mano extendida de Yu; de pronto el mayor lo volteó con rapidez, lo sujetó por la cintura con su brazo libre y comenzó a caminar hacía la cama del menor.
- Qué… ¿qué hace? –decía cayendo de frente sobre la cama –
- ¿Qué crees tu pequeño coreano? –le susurraba al oído –
- Esto… esto no está bien –decía nervioso- no bromeé por favor
- No estoy bromeando –declaraba insinuante en su oído, rozando su ojera con los dientes–
El pelinegro estaba bastante asustado, sabía que esa persona era capaz de hacer cualquier cosa, estaba totalmente vulnerable ante él.
- Por favor suélteme, sí Yuu-sama se…
- No –decía interrumpiendo- nadie lo sabrá, porque si lo dices no te creerán como a mi; eres un ilegal L, si se lo pido a Aoi él te devolvería ¿entiendes?
El coreano se mantenía dentro de un silencio nervioso, hasta de pronto sentir que la mano del mayor acariciaba su cintura bajo su camiseta, lo cual hacía que se estremeciera haciendo que su corazón se acelerara debido al miedo.
- Relájate pequeño, no lo pasarás mal, lo prometo
La voz del mayor lo perturbaba, realmente le desagradaba oírle tan cerca, sentir su respiración y su mano acariciándole, pero no podía decirle que se detuviera, no ganaría nada.
Yu llevó su mano al pantalón del menor, lo desabrochó e introdujo la mano en su ropa interior comenzando a masajearlo; MyungSoo reprimía cualquier sonido extasiado. De pronto, el japonés saco la mano de dentro y buscó retirar la ropa inferior del coreano, por lo cual soltó las manos del menor para ayudarse a quitar las prendas. Al finalmente desprenderlo de su ropa, abrió un poco las piernas del menor y acercó su rostro a la entrada de éste, comenzando a lamerla delicadamente; la respiración de L se agitaba un poco con el roce de la punta de la lengua del contrario. Ya excitado, Yu se deshizo de su ropa inferior, se acomodó arrodillado sobre el menor y puso sus manos en las caderas del chico, llevándolo rápido a su miembro para penetrarlo con fuerza; L no pudo evitar soltar un ahogado gemido de dolor debido a la brusquedad. Sin decir nada consolador, el mayor se movía sin delicadeza, sosteniendo las caderas del chico; entraba y salía una y otra vez sin detenerse. El pelinegro trataba de ahogar sonidos de dolor, mientras Yu hacía sus crudos movimientos en su interior, sintiendo de pronto un cosquilleo en su miembro, lo cual hizo que el mayor acelerara los movimientos sin importarle la brusquedad con cual lo hacía hasta finalmente penetrarlo hasta el tope y detenerse mientras sentía como un líquido viscoso se derramaba dentro, soltando extasiado clamado; Sin más, Yu retiró su miembro de L y se volvió a poner la ropa que se habría desprendido.
- Es un secreto, recuérdalo –terminó por decir antes de salir de la habitación dejando al coreano estirado en la cama-
- ¿Por qué? – se preguntaba L derramando lágrimas apretando las sábanas con las manos-
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