To LoVe 2015: Cap. 6:"¿Por la razón o la emoción?"

Volver a ser el de siempre, así me había planteado calificar mi actual situación. Hasta que recordé la clase de persona que era antes de que todo se volviera negro. Aparentemente, sólo volví a tomar el papel de personaje serio, indiferente y preocupado por su único objetivo.

Sin preámbulos, por la tarde llamé a Ikuma y, le dije que tenía cosas que quería hablar con él. Para mi sorpresa y, de quienes oían la llamada telefónica, con la ayuda de Verint Engage GI2; el rubio dio la indicación de ir a su casa. En seguida me envío una dirección por correo electrónico y cortó la llamada.

Todos estábamos algo sorprendidos, cuando ya reaccionamos, hablamos de los temas que debía tocar con él. Conversado esto, me dirigí directamente a la gran casona que albergaba a dicho muchacho. Al acercarme a las cercas de la casa, unos hombres de negro me enfrentaron.

-           Disculpa, ¿Necesitas algo? – me preguntó uno de ellos, con un serio semblante, parecía algo cansado –

-           Ikuma me pidió que viniera –respondí sin rodeos. Pude notar que uno de ellos arqueaba una ceja. Era obvia su incredulidad – Puedes llamarlo y preguntarle si quieres. Dile mi nombre, So. – Noté una leve inclinación en la comisura del labio del guardia más serio, ¿qué clase de trabajo te impide reír? Pensé. Con razón se nota algo cansado, no es sencillo llevar una máscara todo el tiempo –

-          Espera un momento – dijo el hombre más incrédulo y se alejó para hablar por un comunicador con alguien. ¿Todas las personas que estos dos no conocen tienen que pasar por esto? Que cansador – Está bien – mencionó acercándose – puedes entrar.

Pasé las rejas que demarcaban el territorio de la familia. Debía caminar por un sendero hasta llegar hasta la puerta de la casa. De seguro en auto habría sido más rápido.
A los pies de unas escaleras esta un hombre. Sí, el típico sujeto de traje que advierte, con su formal postura, que es el mayordomo del sitio.

-          Bienvenido – dijo con una notoria falsa sonrisa – Señor So. El joven Ikuma le espera dentro, si quiere acompañarme por favor – terminó de pronunciar con una leve venia y se puso a caminar, si esperar una sola respuesta de mi parte-

Suspiré sin más remedio y seguí al hombre hasta el interior. El interior era grandioso, tan bien decorado, los colores combinaban a donde fuera que mirara. Los adornos en el lugar preciso, sobre los muebles más sobrios, pero de la mejor calidad que haya podido ver antes.

-          Por acá señor – indicó el sujeto, interrumpiendo mi concentración en lo poco importante. Se detuvo frente a una puerta y la abrió con lentitud – Es aquí.

Di unos pasos al interior del sitio y tras de mí la puerta se cerró al instante. Miré mí alrededor, un lugar habitado de libros, un telescopio, papeles por todos lados, diagramas, cartas, cosas relacionadas con la ciencia astronómica. Me quedé boquiabierto al ver tal escenografía.

-         So, ya estás aquí – dijo una voz, produciéndome un leve escalofrío, al no identificar de donde provenía – Aquí, arriba – mis ojos se centraron inmediatamente en los bordes superiores de los estantes. Y ahí lo vi, sobre una escalera sacando un libro desde lo más alto de la habitación. – Espérame un poco, bajo en seguida. Siéntate si quieres.

Me acerqué a un lindo sofá de color marrón y me senté allí, divisé también un escritorio, cubierto de hojas y algunos cuadros de fotos. Pero estaba al lado opuesto, por lo que no pude ver de que se traban aquellas fotografías.

-          Y bien ¿De qué quieres que hablemos? – dijo Ikuma sentándose a mi lado –

De pronto sentí como mi corazón palpitaba más rápido, y no sabía cómo empezar. Es como si todo de mi mente hubiese desaparecido en una cosa de segundos.

-          Yo… quería… -divagué unos segundos buscando las palabras en mi cabeza. Luego sólo clavé la mirada en sus ojos-

-          - ¿qué pasa? –pronunció algo confundido- ¿estás bien?

Negué con levedad tomando su rostro con ambas manos y, sin más demora, simplemente ubiqué mis labios sobre los del chico. Advertí que su cuerpo se tensó, posiblemente por la impresión pero, por alguna razón, él no se negó y solamente dejo que pasara…

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