Cada día al despertar se preguntaba qué habrá soñado él “¿estuve en tus sueños aun que sea un instante?” se preguntaba recibiendo los rayos del sol en su rostro.
Era el primero en levantarse en esa enorme casa, después de vestirse salía de su habitación y todo se ocultaba en una enorme manto de silencio, finalmente se dirigió a un sitio que comenzaba a amar cada día un poco más, la biblioteca, le fascinaba estar allí pensando en que instantes antes K estuvo ahí; leía los nombres de los libros deduciendo de que podían tratar. Después de dar un paseo por aquel lugar se iba a preocupar de sus labores diarias.
En un instante, L se hallaba en la cocina, fue entonces cuando Aoi se hizo presente allí; el pelinegro algo intimidado por su presencia sólo hacía una leve reverencia para saludarlo.
- Buen día, Yuu-sama
- Buen día L –respondía con una amable sonrisa-
El coreano estaba estupefacto, se preguntaba si el hombre frente a él era la misma persona que diariamente le hacía la vida imposible.
- E… está de muy buen humor hoy, Yuu-sama – mencionaba nervioso L-
- Sí, es que fue una buena noche… con K – aseguró mirando desafiante a pelinegro- sírveme un té –exigió sentándose en una silla frente a un mesón-
- ¿una buena noche? –consultaba un poco triste preparando un té-
- Sí, su cuerpo es tan perfecto –decía intentando incomodar al otro chico-
- Ya veo –acotó cabizbajo entregando una taza al rubio-
Aoi recibía su taza y en ese instante K se hizo presente en el lugar, manteniéndose quieto al ver a su pareja sin discutirle nada a L.
- Buen día K-sama, ¿desea tomar algo?
- Buen día… ah… un café, por favor – solicitó acercándose a Aoi – ¿De que hablaban?
- De ti, de lo hermoso que eres –respondió Aoi-
Éste último puso su brazo derecho alrededor de la cintura de K, mientras con la mano izquierda tomaba un sorbo de su taza. K acariciaba los dorados cabellos de Aoi, con su rostro serio, cuando de pronto sonó el teléfono de Aoi.
- Oh! Discúlpame un momento –dijo soltando el cuerpo de K para tomar su celular - ¿diga? – preguntó poniéndose de pie, alejándose un poco de los chicos-
K se sentó en una silla contigua a la que usaba Aoi y L le ofreció una taza con café.
- Gracias L –dijo tomando un sorbo-
L soló reverenció la gratitud y se dirigió a la puerta
- ¿a dónde vas? –preguntó K observándolo-
- Aun tengo cosas que hacer K-sama
- Espera –demandó K acercándose a él- ¿qué fue lo que te dijo exactamente Aoi?
- Que tubo una buena noche… sólo eso –respondió serio y cabizbajo- discúlpeme por favor tengo que seguir con mis labores
- Claro… lo siento –mencionó K bajando la cabeza-
- Hey! L! –exclamó Aoi acercándose al muchacho- Alrededor de las 2 de la tarde quiero que vayas a la sala de estar ¿entiendes?
- Sí señor –aceptó con una reverencia L- con su permiso – terminó por decir retirándose del sitio-
- ¿para qué lo quieres? – preguntó K mirando a su pareja-
- Hoy vendrá Ko-ki y saldrán a disfrutar
K soltó un suspiro enrabiado, intentando disimular su enojo con una expresión seria. Velozmente posó sus manos en la camisa de Aoi y lo atrajo hacía su cuerpo.
- ¿Te quedarás todo el día aquí?
- No –respondió robándole un beso a K- tengo cosas que solucionar – concluyó separándose de K y volviendo a su taza de té-
K lo miro serio por un instante, fue a su taza de café y la bebió rápido para retirarse del lugar completamente reservado.
Cuando dieron las 2 de la tarde ni siquiera se asomó a saludar a Ko-ki, hacía tiempo que no lo veía, pero le desagradaba la idea de que saliera con L. Tomó su teléfono y llamó a su amigo Teru para que le hiciera compañía, cuando éste último llegó, ambos fueron a la biblioteca; K se mantenía aun algo serio sentado en un sillón rojo y Teru sentado a su lado sin comprender del todo su actitud.
- ¿qué te pasa K?
- No sé que hacer Teru –decía afligido el rubio –
- ¿con respecto a qué? –consultaba curioso el platinado –
- ¿Recuerdas cuando conociste a L?, es decir, ¿lo que me dijiste?
- Dios –acotó sorprendido y entre risas- no me digas que…
- Sí, algo crece cada día más dentro de mi hacía él –mencionaba bajando la cabeza hasta sus rodillas ocultando su rostro en sus manos-
Teru miraba la posición de su amigo y luego redirigía su mirada al frente seriamente.
- ¿qué es lo que me falta? –preguntó sin desviar su mirada del frente-
- ¿De qué hablas? – consultaba levantando su cabeza y mirando a su amigo-
- Te conozco desde antes que Aoi y L, mi familia tiene la misma situación económica que Aoi… ¿qué demonios es lo que me falta? –exclamaba elevando el volumen y mirando a K –
- Teru… ¿por qué me dices esto? –decía preocupado por la actitud del platinado-
- Porque siempre te he amado – decía casi murmurando- y jamás… jamás me verás de la forma que yo a ti
K estaba paralizado viendo a Teru declarar tales emociones por él, “¿cómo nunca me di cuenta?” se preguntaba viendo los vidriosos ojos de su amigo, sentía que realmente no lo conocía.
- Lo… lo siento Teru… yo
- Da igual –interrumpió- nunca te di motivos para que te dieras cuenta de lo que me pasaba
El rubio se mantenía cabizbajo sin saber que decir.
- Ya no estés así, aunque lo supieras nada habría cambiado ¿no?
- No lo sé…
- ¿Eh? –exclamaba sorprendido-
- Si me lo hubieras dicho… tal vez no te hubiese visto de la misma forma, es decir, eres una excelente persona –mencionaba algo confuso-
- ¿puedes cumplirme un deseo?
- ¿cuál? –preguntaba curioso el rubio –
Teru terminó pidiéndole a K que sus cuerpos se involucraran como siempre lo deseó, aun así, después de ello las cosas entre ambos no cambiarían, seguirían siendo los amigos de siempre y nadie se enteraría de lo que había ocurrido, a lo cual K aceptó.
K recostó a Teru en el sillón donde estaba y lentamente se posicionó sobre él, acariciaba el rostro del chico acercándose a sus finos labios, abría su boca lentamente, llegando finalmente a poder sentirlos, le daba pequeñas mordidas al labio inferior, introduciendo luego su lengua; Teru ocupaba sus manos acariciando bajo la camiseta de K su pecho; el rubio se separó de los labios el chico para retirarse la camiseta y posteriormente quitarle a Teru la suya. K se acercó al cuello del contrario para besarlo, lamerlo y morderlo, mientras Teru ladeaba la cabeza sintiendo el placer de los labios del rubio pasar por allí.
Una mano de K comenzaba a posicionarse en la entrepierna de Teru, desabrochaba su pantalón y acariciaba su miembro sobre la ropa interior; El otro chico, extasiado llevaba su mano y masajeaba con cuidado la extremidad del rubio, logrando que de a poco se fuera endureciendo más.
- Demonios, ya no lo voy a aguantar
Afirmó K para luego separarse de Teru y despojarlo de sus prendas inferiores al igual como luego lo hizo con las suyas; tiró aquellas ropas al piso, abrió un poco las piernas del otro chico, lamió dos de sus dedos y los llevó a la entrada de Teru, haciéndolos girar en círculos, éste último comenzaba a soltar suaves gemidos; rápidamente K, bastante excitado, sacó sus dedos y llevó su erecto miembro a aquella entrada y lo introdujo de golpe, provocando un fuerte alarido de Teru, pero él lo había pedido en un principio, así que no se detuvo y comenzó a embestirlo sin piedad alguna, cada vez más apresurado hasta finalmente correrse en su interior, soltando un fuerte gemido. De pronto solo llevo su cabeza a abajo y comenzó a lamer el miembro de Teru, lo cubrió con su boca ascendiendo y descendiendo, lamiéndolo e inclusive mordiéndolo un poco, realizaba la misma acción reiteradas veces hasta que pudo sentir un líquido correr por su boca y oír un fuerte gemido de Teru. Retiró su boca de ahí, tragando aquel fluido, besó la frente de su amigo y ambos volvieron a vestirse. Sin hablar durante un rato Teru decidió retirarse y volver a hablar al día siguiente.
- Me siento tan sucio –murmuraba enrabiado K- soy un idiota! –terminó por decir lanzando un libro contra la puerta –
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