“Algo malo hay aquí”, pensaba uno de los jóvenes, mientras se miraban sin comprender del todo bien lo que estaba pasando
- Go… gomen
- Mm – asiente con la cabeza –
Jill había comprendido que a pesar de que se hubiese olvidado algo, la capacidad de sentir, impedía cualquier tipo de acto que fuera totalmente contrario a ello, y solo sería un engaño para ambos intentar estar juntos, por esto solo aplicó aquella frase de que “estar junto a la persona que amas, es el privilegio de ser amigos” y lo había sido por tanto tiempo que ya no deseaba arriesgar su estadía junto a Taku, por algo que podía evitar…
Un día, Yoshi quiso volver a su país natal para ver el tema de su casa, pues había quedado arrendado, pero las personas que vivían allí habían decidido irse. Por esto, Yoshi resolvió simplemente volver a casa…
- ¿Está bien?
- Mm – asiente con la cabeza –
- Pero tu madre, ¿hubiese querido que lo hicieras?
- No lo sé… pero si quiero vivir sin grandes problemas, prefiero tener lo que necesito aquí, además el dinero de la venta me sentaría bastante bien
- Mm, buen como tú digas
Estaba definido, Yoshi viajaría al mes siguiente para concretar todo. Esta vez Kizaki esperaría hasta su regreso
Los días se transformaron en horas que transcurrieron de rápida manera. Yoshi arribó en el aeropuerto, en tanto Taku seguía en su penumbra de olvidos. Se dispuso un día a dar un paseo por donde solía jugar con Jill cuando pequeños hasta llegar a aquella casa abandonada, la cual después de haber sido rematada fue nuevamente deshabitada, una sensación de curiosidad invadía sus ansias de entrar allí, había algo dentro de él que le invitaba a ingresar
Yoshi se instaló en su casa, los muebles no habían sido siquiera tocados por quienes habitaron allí, pero ya había llegado la hora de deshacerse de ellos. Miró por la ventana y pudo ver a alguien que estaba de espaldas, mirando hacia dentro de una casa, este se volteó al sentir que alguien lo observaba, en esto sus miradas se cruzaron… el corazón de Yoshi latió con fuerza, pero Taku no pudo verlo y solo ingresó a la casa
Al estar dentro, tenía la impresión de haber estado allí antes y su temor era calmado por una extraña emoción que lo guiaba, aun sin saber a dónde iba. Por otro lado Yoshi hasta allá para ver de quien se trataba, pero al llegar, obviamente Taku ya no se encontraba allí, miró la puerta entre abierta y sin más dudas se dispuso a entrar. Después de caminar hacía donde su corazón lo llevara, dio finalmente con la puerta a un sótano, no sabía si entrar o no, pero escuchó un leve sonido proveniente de allí y optó por acudir a revisar el sitio. Lento, paso a paso bajando la escalera, estaba casi totalmente oscuro, no había nadie ni nada ahí, así que se volteó para salir cuando de pronto alguien tomó su mano… un escalofríos lo invadió por completo, se giró y puedo ver la tierna y amable figura de Taku y tras él… la gloriosa alfombra verde. Guió su mirada hasta el más pequeño fue un unión total, todo aquello que vivieron cuando eran niños se lo contaban los ojos del otro
- Ta… Taku
Una dulce sonrisa se plasmó en el rostro de Taku
- Yoshi… mi Yoshi
Apegó su cuerpo al de Yoshi, conteniéndose ambos en aquel abrazo… comprendieron lo mágico que era ese sótano, que solo se presentaba ante ellos dos y que los volvió a unir
- Cumpliste… volviste a mí
- Aunque siguiendo nuestros pensamientos no nos pudimos reunir, nuestros corazones nos devolvieron a nuestro camino
- No te volverás a ir verdad?
- Claro que no, no te volveré a dejar Taku… nunca más
Era algo extraño lo que había ocurrido durante ese tiempo, pero ¿qué importaba ahora? Estaban uno frente al otro, observando aquel brillo que reflejaba ese insólito lugar. Prontamente se separaron de su abrazo, pero esta vez sus labios pudieron conmoverse sintiendo la suavidad del otro. La más sublime sensación empapaba sus sentidos de tiernas caricias que sus lenguas se daban, marcando un “no me iré” y “no dejaré que te vuelvas a ir”.
- Go… gomen
- Mm – asiente con la cabeza –
Jill había comprendido que a pesar de que se hubiese olvidado algo, la capacidad de sentir, impedía cualquier tipo de acto que fuera totalmente contrario a ello, y solo sería un engaño para ambos intentar estar juntos, por esto solo aplicó aquella frase de que “estar junto a la persona que amas, es el privilegio de ser amigos” y lo había sido por tanto tiempo que ya no deseaba arriesgar su estadía junto a Taku, por algo que podía evitar…
Un día, Yoshi quiso volver a su país natal para ver el tema de su casa, pues había quedado arrendado, pero las personas que vivían allí habían decidido irse. Por esto, Yoshi resolvió simplemente volver a casa…
- ¿Está bien?
- Mm – asiente con la cabeza –
- Pero tu madre, ¿hubiese querido que lo hicieras?
- No lo sé… pero si quiero vivir sin grandes problemas, prefiero tener lo que necesito aquí, además el dinero de la venta me sentaría bastante bien
- Mm, buen como tú digas
Estaba definido, Yoshi viajaría al mes siguiente para concretar todo. Esta vez Kizaki esperaría hasta su regreso
Los días se transformaron en horas que transcurrieron de rápida manera. Yoshi arribó en el aeropuerto, en tanto Taku seguía en su penumbra de olvidos. Se dispuso un día a dar un paseo por donde solía jugar con Jill cuando pequeños hasta llegar a aquella casa abandonada, la cual después de haber sido rematada fue nuevamente deshabitada, una sensación de curiosidad invadía sus ansias de entrar allí, había algo dentro de él que le invitaba a ingresar
Yoshi se instaló en su casa, los muebles no habían sido siquiera tocados por quienes habitaron allí, pero ya había llegado la hora de deshacerse de ellos. Miró por la ventana y pudo ver a alguien que estaba de espaldas, mirando hacia dentro de una casa, este se volteó al sentir que alguien lo observaba, en esto sus miradas se cruzaron… el corazón de Yoshi latió con fuerza, pero Taku no pudo verlo y solo ingresó a la casa
Al estar dentro, tenía la impresión de haber estado allí antes y su temor era calmado por una extraña emoción que lo guiaba, aun sin saber a dónde iba. Por otro lado Yoshi hasta allá para ver de quien se trataba, pero al llegar, obviamente Taku ya no se encontraba allí, miró la puerta entre abierta y sin más dudas se dispuso a entrar. Después de caminar hacía donde su corazón lo llevara, dio finalmente con la puerta a un sótano, no sabía si entrar o no, pero escuchó un leve sonido proveniente de allí y optó por acudir a revisar el sitio. Lento, paso a paso bajando la escalera, estaba casi totalmente oscuro, no había nadie ni nada ahí, así que se volteó para salir cuando de pronto alguien tomó su mano… un escalofríos lo invadió por completo, se giró y puedo ver la tierna y amable figura de Taku y tras él… la gloriosa alfombra verde. Guió su mirada hasta el más pequeño fue un unión total, todo aquello que vivieron cuando eran niños se lo contaban los ojos del otro
- Ta… Taku
Una dulce sonrisa se plasmó en el rostro de Taku
- Yoshi… mi Yoshi
Apegó su cuerpo al de Yoshi, conteniéndose ambos en aquel abrazo… comprendieron lo mágico que era ese sótano, que solo se presentaba ante ellos dos y que los volvió a unir
- Cumpliste… volviste a mí
- Aunque siguiendo nuestros pensamientos no nos pudimos reunir, nuestros corazones nos devolvieron a nuestro camino
- No te volverás a ir verdad?
- Claro que no, no te volveré a dejar Taku… nunca más
Era algo extraño lo que había ocurrido durante ese tiempo, pero ¿qué importaba ahora? Estaban uno frente al otro, observando aquel brillo que reflejaba ese insólito lugar. Prontamente se separaron de su abrazo, pero esta vez sus labios pudieron conmoverse sintiendo la suavidad del otro. La más sublime sensación empapaba sus sentidos de tiernas caricias que sus lenguas se daban, marcando un “no me iré” y “no dejaré que te vuelvas a ir”.
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