Tanto tiempo viendo un figura asomarse a la calle, tanto tiempo imaginando que ocurriría algo que los uniera, ¿fantasía engañosa sin otro final que la condena a la melancolía?, desde lo alto sin ser percibido se preguntaba cada día. Se reía de sí mismo al sentir su pecho oprimido cuando lo veía entre brazos ajenos, se odiaba lo suficiente como para no ver su patético rostro de solo sentir que una lagrima corría por sus mejillas, al ver sus labios probando la divinidad de su amor correspondido…
Desde el momento en que lo vio… su vida fue distinta, algo en él llamaba tanto su atención… le robaba desde el alma, hasta su último suspiro. No hacía otra cosa más que mirarle… que desear su cuerpo, sus palabras… su calma, su euforia… sus sueños… sus respiración… su inquietud… y sus anhelos. Siempre pensaba en lo estúpido que era creyendo que algún día tendría la oportunidad de conocer la vida de aquella persona, a pesar de estar tan cerca una invisible barrera los separaba. Tenía todo… menos a él… Nada lo distraía… excepto él; cuando se hallaba en algo importante y lo veía salir… sus ojos se orbitaban en dirección a él, su entrono se volvía blanco, sin imagen… solo él lo acompañaba en ese extraño lugar. Sus horas de tranquilidad, las usaba esperando a su presencia…
- No puedo creer que no pueda sacarte de aquí – toca su pecho –
- Me hablas a mí?
- Eh!? No, perdóname Ryoga…
- Estás bien? Te ves algo… pálido…
- Am.. estoy bien… es solo que…
- Entiendo… demo… K, no puedes dejar de lado tu responsabilidad por esto… lo sabes
- ¿por qué estoy aquí?
- Eh? – confundido –
- Nada… ¿puedes dejarme solo un momento?
- Claro… - se va de la oficina –
Para K era sumamente odioso ocupar ese lugar… “dueño” y no solo eso… si no que “dueño de esta prestigiosa empresa”, se rompía a llantos por un peso puesto sobre sus hombros… ¿por qué tengo que estar aquí?! Se gritaba a cada instante maldiciendo su vida…
- Nunca pedí esto…
Se sentía solo, fue educado para manejar la empresa y cuando su padre murió… sin más hermanos, debió ocuparse de ello… ¿su madre?, se fue… ¿con quién? Con “otra”… de allí su desconfianza por las mujeres, pero llegó pensar que su padre quiso un hijo sin importar de quien de fuera, solo lo necesitaba para manejar su capital, aun así… nunca se sintió atraído por las mujeres… algo en él no perdonaba del todo que una, ni si quiera le haya alcanzado a llamar “hijo” , pues jamás le importó…
Durante todo el tiempo que llevaba a cargo de la empresa, su único apoyo era Ryoga, aun así, había un vacío enorme en su alma y no conocía el paradero de esa parte perdida, sentía como su corazón marchitaba sin poder hacer nada fuera del protocolo que daba renombre a su apellido. No encontraba escape a su infortunio, hasta que vio su imagen seria, cautivadora. Se sintió perdido entre su cabellos, sus ojos, su piel… jamás había sentido eso… su desdicha había pasado a un segundo plano y desde ese día lo veía llegar e irse, imaginando el día en que pudiera oír su voz, o recibir la profundidad de sus misteriosos ojos…
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