(“Él ha pasado por cosas tristes, él ha visto cosas que jamás pensó”), ello era algo que pensaba Masashi al ver a Kamijo intentando entregar calmadas sonrisas. De alguna manera comprendía que el hombre frente a él no deseara hablar del tema, su ojos reflejaban tristeza al sin querer recordar su pasado…
Masashi puso su mano en el hombro del rubio…
- Lamento hacerte recordar cosas dolorosas…
- Mm no te preocupes por favor!, tú solo preguntaste
- Sabes… no me impresionó que no fuera Sono quien viniera
- Por qué lo dices?
- De cierta forma evade un poco estar cerca de mí
- Hablas en serio? Por qué Sono haría algo así?
- Quizás le incomoda algo de mí…
Masashi suspiraba sonriente, con una viste melancólica, sin duda lo que a Sono no le agradaba de él era algo que Masashi consideraba realmente importante…
- Y nunca lo has hablado con él?
- Sí, pero entiendo su incomodidad, no lo obligo a estar cerca de mí. Pero bueno creo que aún no es el momento para que hablemos de eso… ¿cómo te sientes?
- ¿cómo me siento?, ¿por qué la pregunta?
- Pues hace un rato no te veías muy bien… ¿o ya olvidaste que estás en un barco?
El rostro de sorpresa de Kamijo era obvio, si había recordado que estaba sobre el mar… un frágil sitio lleno de sorpresas. (“respira Kamijo, respira“) solo atinaba a decirse eso
- Ey! Calma, estas a salvo aquí
- Cómo puedes estar tan seguro?
- Porque estás conmigo y a pesar que no te conozco casi nada, siento la necesidad de cuidar de ti
Las mejillas de Kamijo se sonrojaron levemente, aquellas palabras le hicieron sentir tan tranquilo, que ni siquiera él creía que simple frase de alguien recién conocido le dejará tan calmado
(“qué tienes que me dejas en tanta calma…”)
- Bueno si estás ocupando el boleto de Sono creo que compartiremos habitación, ven conmigo te mostraré cual es…
Masashi caminaba al lado de Kamijo, mientras este último sentía que su fina piel de porcelana se entibiaba pintando de un suave rubor sus mejillas, se creía tan seguro andando por el barco cerca del más alto que le daban ganas de tomarle la mano como un niño que busca refugio con sus padres
Ambos llegaron a un cuarto, era amplio… dos camas separadas, una ventana que mostraba la inmensidad del océano, hermosos muebles y una puerta que daba a un baño personal. Al verse Kamijo frente a la ventanilla sintió una ráfaga de miedos… ( Qué rayos! Solo ese vidrio me separa del mar), cayó en un leve mareo… que lo hizo balancearse un poco
- ¿Estás bien Kamijo?, ven siéntate un rato
- Estaré bien, es sólo costumbre – se sienta en la cama –
- Mm eso espero – le sonríe –
Durante el día los dos permanecieron adornando sus pertenencias en la habitación y conociendo un poco de sus vidas, el gusto de ellos por la música era un tema que se llevó varias de sus horas. No se dieron cuenta del transcurso del tiempo, cuando ya pudieron darse cuenta de que la noche se había apoderado del paisaje, convirtiendo el color de la noche en un profundo azul oscurecido.
- Vaya!, ya es tarde… la hora pasó muy rápido
- Sí, es cierto... creo que incluso me entró el sueño – bosteza –
- Yo estaría seguro – ríe –
Entre bromas Masashi y Kamijo se despidieron del día para dormir…
(“No pasa nada… quizás este viaje no sea tan malo”)
Kamijo se durmió viendo la tranquila imagen de su nuevo amigo durmiendo en la cama de enfrente.
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