To LoVe 2015: 1° Cap.: "Terminar un momento doloroso"

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Monday, January 2, 2012

To LoVe 2015: 1° Cap.: "Terminar un momento doloroso"


Destino, coincidencia, fortuna, casualidad… encuentro; cada palabra tan similar en sentido que la anterior, sin embargo cada cual manifestada de una manera singular, que al ser interpretadas quizás sólo una te describiría en este instante, tal como para estos chicos que sin duda lo único certero es que hubo un suceso que cambió radicalmente sus vidas, sobre todo la de uno en particular.
En aquel entonces todo era complejo en ese lugar, ¿eh? ¿Cuál? Pues era Corea del sur, debido a un último enfrentamiento entre los líderes de ambas Coreas, éstas terminaron en una gran guerra. Las ciudades estaban envueltas en destrucción, mucha familias ya no tenían casa y no importaba la edad, todos eran vulnerables y expuestos a morir.
Correr, escabullirse… sobrevivir, eso es lo que buscaban todos en aquellas naciones, pero nos centraremos en uno en específico, el cual vio su vida transformada tajantemente debido a la decisión de quien menos lo esperaba.
Todo inicia con un coreano de alrededor 19 años, de cabello oscuro, tan negro como aquel lignito brillante llamado azabache; sus ojos café oscuro, su piel tersa, algo sucia esta vez por la tierra suspendida por los bombardeos, sus labios delicadamente bien formados y algo gruesos; con su ropa desgarrada y con una que otra herida en su cuerpo. Estaba exhausto de seguir escabulléndose y en aquel instante se rindió; esperaba que su final llegara, así que solamente se sentó en el piso, cerró sus ojos. Pasó menos de un minuto cuando sintió que una gentil mano se posó sobre la suya, fue cuando vio delante de él a un chico de mayor edad, pero a simple vista se veía tan joven como él, su cabello era rubio, al menos la parte superior, ya que bajo la mayor parte de su cabello su pelo era negro; tenía ojos color café casi negro, sus labios gruesos y una hermosa vestimenta lo cubría.
- Dame la mano – dijo mirándolo fijamente –
El pelinegro no entendía lo que el chico frente a él quería decir, no entendía su idioma y se dio cuenta rápidamente que no era coreano, si no que japonés.
- Vamos – dijo ahora en otro idioma – dame la mano
Fue allí cuando el chico herido entendió y apretó la mano del rubio, luego sólo cerró los ojos dejándose llevar por la conducta del desconocido. Aun así, el pelinegro estaba tan cansado que apenas ya podía caminar, así que el extranjero lo llevó en sus espaldas. Fue entonces que el coreano simplemente accedió a quedarse dormido en la espalda del otro chico.
Despertó sin tener idea de que día realmente era, miraba a su alrededor confundido, estaba en un cuarto amplio, sin muchos muebles, pero sin duda la cama era muy acogedora; quizás lo sentía así por el tiempo en que no pudo dormir decentemente sobre una, pero eso no importaba, ahora estaba vivo en una gran habitación y una cómoda cama “¿pero a costa de qué?” pensó de pronto inquieto, es decir, nadie te salva y te da asilo sin esperar algo a cambio, creía el pelinegro y su idea no estaba tan lejos de lo que ciertamente era.
Repentinamente la puerta se abrió y vio entrar al chico rubio que le ayudó anteriormente.
- ¿dónde estoy? – preguntó confuso el menor –
- En Japón – respondió seriamente el rubio – y antes de que digas cualquier cosa…
El pelinegro observaba sorprendido al otro chico, no esperaba estar fuera de Corea.
- ¿cuál es tu nombre coreano?
- Myung Soo
- Myung Soo… te salvé la vida– decía mientras el chico asentía con la cabeza – ¿entiendes que estás en deuda conmigo?
- Lo comprendo
- Ah detesto hablar en este idioma, no va conmigo, pero lo hago para que me entiendas. ¿sabes? Quiero que hagamos un trato, ya que te salvé y me debes tu vida… tu vida será mía
- ¿eh? – atinó a decir sorprendido Myung Soo – ¿suya?
- Sí, seré algo así como tu amo ¿comprendes? Tendrás comida, un lugar donde dormir y trabajo… ¿no es suficiente para ti?
- Lo es…
- Que bien me parece – dijo sonriendo – serás mi mayordomo, pero no saldrás de esta habitación hasta que sepas hablar japonés, odio el coreano, no soportaría que alguien camine por mi casa hablando en esa lengua tan absurda.
- Sí… ¿señor? – respondió algo inseguro –
- Aprendes rápido a tratar a los demás, Yuu-sama para ti… Myung Soo. Hasta pronunciar tu nombre me molesta.
- Puede llamarme “L” si así le incomoda menos
- L… además es más corto, está bien. Según el médico ya estás bien, vendrá en seguida un hombre a hacerte las primeras clases de japonés
La vida de Myung Soo se centraba sólo en aprender japonés. Pero no podía dejar de pensar en la fría actitud de su “amo” frente a los coreanos, aun estando él frente suyo, no tenía tapujos al decir cuanto le desagradaban.
Cierto día L estaba intentando leer un libro en japonés, estaba solo, ya que aun no era hora de que su instructor llegara; permanecía realmente curioso por saber que había tras la puerta que Yuu le prohibía cruzar hasta que manejara el idioma, pero eso no podía detener a un chico indagador, así que asomó sólo su cabeza por la puerta veía un pasillo y al final un hall inmenso y bien adornado, se alcanzaba a ver la base de una escalera. De pronto vio a alguien descender y quedó impactado, un chico delgado, de tez blanca y cabello claro; cuando divisó que el chico se volteaba a su dirección, se escabulló rápidamente en la habitación.
- Espero que no me haya visto – decía con una respiración agitada – si me vio estoy perdido
Pero sólo tuvieron que pasar unos minutos para que se diera cuenta que no lo había visto, pues nadie entró a la habitación. A pesar de ello, el resto del tiempo se quedó pensando en esa persona ¿quién era? ¿Qué hacía aquí? Se preguntaba; era como un ángel… pensaba admirando una imagen en su mente.

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