
Sí, así es como me hallaba en mis pensamientos, sentado mientras abrazaba mis rodillas como si fuera a lo último que puedo aferrarme. Entonces tu mano se presenta frente a mi, y con una sutil sonrisa, me dices que deje de vivir amarrado en el ayer, que merezco más de lo que presumo y me han cedido; que agonice la soledad porque aquí estás tú. Pero me es arduo fiarme de ello, si cada vez que deseo ceder mi cuerpo a tu amable figura, mis ojos se abren lentamente demostrándome que no existes más allá de mis siestas, que en realidad no estás y no puedo verte, y que sólo en mis sueños puedo volar contigo hasta donde mis fantasías lo permiten. Es realmente frustrante.
A decir verdad soy el único capaz de romper esa sensación de desilusión, tenía en mis manos la imagen de mis sueños, sólo debía encontrar el origen de ella, pero… ¿cómo y por dónde empezar? Me senté con la foto sostenida en mis dedos y no era capaz de encontrar algún indicio importante que me indicara dónde buscar.
Colapsado por mis pensamientos decidí salir a caminar. Sin embargo, sólo fue necesario que cruzara el marco de la puerta para sentir una extraña energía recorrer mi cuerpo, el cual se movió a son de un repentino escalofrío. Era la primera vez que sentía algo como eso en el tiempo que llevaba viviendo en aquella casa.
Atiné a respirar profundo y di un paso más, pero conservaba la sensación de que había un peso más sobre mis hombros, ello complementado de percibir una mirada sobre cualquier acto que realizara. A pesar de aquel incomodo momento no podía pretender quedarme en casa sin llevar a cabo lo que tenía planteado, por ende, mantuve mi camino aún con la perseverante sensación sobre mi.
Bajé desde mi habitación, que se hallaba en el segundo piso de la casa, y fue cuando al llegué al último escalón que, inconscientemente me volteé al sentir como si alguien me llamara; me detuve por largos segundos, hasta que mi fija mirada se estancó en un peldaño, se podía dilucidar una tenue luz escapando por la ya desgastada madera.
Caminé por el costado de la escalera para encontrar el rigen de aquella luz, pero no había más que pared. Deslicé mi diestra por sobre aquel muro, colisionando mis dedos con un leve pliegue. Completamente curioso ante aquello, fui rápidamente a la cocina a buscar alguna herramienta que me sirviera para descubrir lo que esta situación ocultaba. Tomé el cuchillo más grande y me dirigí rápidamente hasta la puerta, para incrustar el afilado objeto en el pliegue que había topado con mis dedos anteriormente. Como lo imaginaba había un vacío por donde deslizaba el cubierto.
Con calma, lo movía de manera descendente hasta que el filo del cuchillo topó con algo, me imaginaba que era una especie de cerradura. Llevé mi mano desocupada contra la pared con intención de analizar la zona donde debía estar lo que me ayudaría a abrir lo que yo pensaba era una puerta. Lamentablemente no había nada.
- ¡¿Cómo se supone que cerraron esto?! –me preguntaba frustrado mirando el liso panel, sin poder hallar la manera de abrir –
Dominado por el coraje, boté el cuchillo al piso y comencé a llevar mi cuerpo con fuerza contra la pared. Al ver que no provocaba modificación alguna, retrocedí hasta donde el espacio lo permitía y comencé a correr. Iba con la adrenalina del impulso y, a pocos centímetros del muro, cerré los ojos con fuerza esperando la colisión. Pero un fuerte sonido se hizo presente, el timbre de la puerta.
- Demonios – gruñí detenido por el ruido dirigiendo mi andar hasta a puerta-
Un ligero suspiro de insatisfacción se hizo presente al ver a Toshiya en mi puerta.
- ¿qué haces aquí? –pregunté volviéndome a recoger el cuchillo –
- No es obvio, vine a verte –respondía entrando a la casa y cerrando con suavidad la puerta tras él –
Me volteé a mirarlo con índole de desagrado, a lo que él sólo respondió con una tenue sonrisa.
- Algo me dijo que viniera aquí, sólo es eso – decía él caminando a la sala de estar para sentarse en uno de los sofás –
Su respuesta sólo me hacía pensar que tal vez debía decirle lo que me estaba pasando, lo meditaba mientras mi mirada se perdía en el reflejo del cuchillo en mis manos.
- Hey! –exclamó Toshiya acercándose a mí- ¿qué hacías con eso?
Llevé la vista hacía él y me di cuenta de su semblante preocupado.
- Oye… necesito contarte algo –declaraba algo inseguro – eres el único en quién siento que le puedo confiar algo como esto.
- Claro, ¿qué curre?
Dudé por varios minutos antes de poder proseguir. Es decir, ¿quién realmente me creería con que algo, un tanto espiritual, estaba ocurriendo? Si bien no podía contar con la seguridad de que me creyera, era la única persona a quien yo realmente podía confiarle algo. Es por esto que, a los pocos minutos ya había terminado de decirle todo lo que me acongojaba.
El semblante de Toshiya se mantuvo por un instante sin cambio alguno, pero lentamente comenzó a bajar la cabeza. Quizás procesando lo que yo le había dicho, quizás pensando en que su amigo se había vuelto loco, quien sabe que era lo que pasaba por él en ese instante.
De pronto levantó la mirada para encontrar aquella con la mía y me entregó una suave sonrisa; llevó su mano hasta el cuchillo que mantenía la mía y sin esfuerzo algo me lo apartó.
- Pues –terminó por pronunciar al dar un tenue suspiro en son de resignación – Me cuesta creer en que no sea más que parte de tu imaginación –declaraba con la cabeza agacha – pero… -contrastó mirándome de nuevo a los ojos- supongo que no debo juzgar tan pronto sin al menos saber si hay algo en donde tu indicas ¿no?
Una plena sonrisa se empezó a dibujar en mi rostro. Ya era tiempo, había que saber que había tras esa “pared”.
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FuLl MoViEs
MoViEs To mOvIeS
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