La anterior conversación que había tenido con Ikuma mantenían mis ojos abiertos. No dejaba de pensar en sus palabras, en el hecho de que me preguntara si creía que él era un idiota ¿Por qué dijo eso? Me cuestionaba una y otra vez.
Hasta que oí unos pasos venir. Gracias a los escasos rayos de luz provenientes del exterior, lograba verlo. Su alborotado cabello dorado se desordenaba, aun más, por el tenue movimiento de sus dedos entre esos delicados filamentos.
- ¿Qué haces despierto? - interrogué a lo que lograba sentarme en el sofá que me encontraba-
Su mirada se dirigió de inmediato hacia mi y se acercó con pereza. Terminó por sentarse en el piso, apoyando su espalda entre la estructura y el asiento del diván.
- No logro dormir -susurró - creo que la siesta después de los tragos tiene algo que ver. ¿Qué hay de ti? ¿Por qué no puedes dormir?
- No lo sé, solamente no tengo sueño
- ¿Vives solo? - divagaba mirando cada esquina de la casa.
Yo asentí con un corto sonido.
- Pero te visita tu familia ¿no es así?
- No - negué con seguridad - No tengo familiares
El rubio reaccionó con una gran expresión de sorpresa.
- Me cuesta creer algo como eso, quizás se deba a mi unión familiar - decía con recelo -
- De verdad su unión... no es tan así como suena. Incluso es como si escuchara el rencor en tus palabras.
- Cuando ves tus sueños abatidos por eso - mencionó tomando un poco de aire - es sencillo llegar a sentir un poco de rencor
Yo me puse de pie y caminé hasta una puerta cercana que lleva a un balcón. En una mesa pequeña había una cajetilla de cigarros, saqué uno y salí a la terraza.
- Sueños...
Susurré por lo bajo apoyando mis antebrazos en la baranda. Percibí como el chico se ubicaba a mi lado, más, fue su espalda la que él cargó en el fierro.
- ¿Me vas a decir que tienes sueños sin cumplir? - dijo quitándome el cigarrillo de la mano para fumarlo él -
- No, yo he cumplido mis deseos. Pero me sorprende que tu no lo hayas podido hacer.
- ¿Bromeas? - preguntaba entre risas - tu lo dijiste, soy un sucesor, es prácticamente una obligación seguir el trabajo familiar
- ¿De verdad nunca te ha gustado esto?
- Es en serio, yo quería ser astrónomo - dijo alzando una mano al cielo - ver y analizar más allá de lo que concierne a este mundo.
Ikuma me dejó perplejo. Jamás hubiese imaginado que él deseara ser astrónomo.
- Cuando era menor - dijo. Iniciando un momento de suma confidialidad - siempre tuve claro cual sería mi responsabilidad a futuro y le pedía a Dios tener un hermano...
- ¿Para escapar de la responsabilidad? - interrumpí -
- Sí, y ese momento llegó cuando yo cumplí la mayoría de edad. Sin embargo, lo veía crecer y nuestro afecto crecía considerablemente. Llegué a decidir que jamás huiría, no era capaz de cargar sobre los hombros de mi hermano el peso que conlleva dejar tus sueños a un lado. De hecho, sólo pensé en alejarlo de este mundillo corrupto.
- ¿Qué hiciste al respecto?
- Engañé a mis padres y, bueno yo también tengo contactos. Así que me quedé con la tutela de mi hermano, haciéndolos firmar un papel del que los convencí, por separado, a aprobar sin leer. Hasta el día de hoy no me perdonan - dijo riendo - Ahora, mi hermano está en el extranjero, estudiando lo que le gusta
- Vaya, me alegra que así sea. Lo salvaste
- No, fue él quien me salvó.
Su vista parecía ida. Como si estuviese recordando sucesos de su vida. Hasta que reaccionó y me devolvió el cigarrillo.
- Pero, me imagino que si debe haber un sueño que tengas sin cumplir - prosiguió de pronto -
- Pues, no. He hecho todo lo que he querido
- No te creo - rió con levedad - Debe haber algo que no hayas podido hacer alguna vez debido a lo inesperado
- Nada es inesperado - dije sabiendo que si hubo algo en mi vida que lo fue - he controlado bien cada aspecto de mi vida
- No puedes controlarlo todo - afirmaba sin vacilar, mientras su cuerpo se enderezaba y me miraba desde un costado -
- Mi vida ha sido la que yo quiero, porque he controlado todo lo que pasa en ella
- A ver, a ver. Mírame
Al oír su "orden" me moví de tal manera que pudiese verle de frente. Ikuma me observaba fijo a los ojos y,en un repentino y rápido movimiento, sus labios se posaron sobre los míos.
- No puedes controlarlo todo - reiteró con una satisfactoria sonrisa.
FuLl MoViEs
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