Dulce historia que conmueve al cielo, en la cual una niña pide un deseo. “responder mis preguntas solamente yo anhelo”.
Mirando por su ventana, preguntándole a las estrellas, “¿Dónde está el guía que esté a mi lado y me enseñe a ver la vida de forma bella?”.
Resignada ante suspiros, llantos e intento olvido; niega a su vida alegría y llena de oscuridad aquel incierto camino.
Sin embargo, un día ser brillante se posó en su ventana, impresionada niña se preguntaba si lo que veía simplemente lo soñaba
“No soy un sueño, solo conocerte quiero”; sin razón lógica, amable corazón de la muchacha latía con bombeo ligero. Que pacífico se volvió el momento, que azul se tornó el cielo.
Al mirarle cada día, ella solo una pregunta se hacía, “¿qué es esta tranquila criatura que mi alma llena de alegría?”. “Un ángel eres” se dispuso a nombrarlo tras ver alas iluminadas a sus espaldas. No obstante a tal nombre él se negaba… “un ángel no soy dulce princesa”, respondía a la niña que jamás había sido nombrada de tal manera
“Mi ángel si eres, felicidad me has entregado y preguntas has resuelto.
Junto a su sonrisa supe que no es imposible ser realmente feliz, que precioso es sentir que quien tanto importa en tu vida se llena de dicha y que se es parte de ella; junto a sus brazos entendí que puedo dejar de temer, que doy lo que sea por su alegría, sin miedo a absolutamente nada. Sencillamente viendo sus ojos comprendí que es amar, que su bienestar predomine antes del propio.
Mi vida ha iluminado precioso ángel. Extienda sus alas y observe cuan alto puede llegar con ellas”.
Confundido y resplandeciente ser, comenzando a cada palabra dicha creer. “Mi corazón vuelve a latir y mis alas puedo percibir”.
Qué extraña y linda emoción sentía la denominada princesa al ver a su ángel brillar con tanta viveza
“si de esa forma pudiese verlo siempre, daría mi vida por lograrlo, predilecto ángel que brilla como ninguno, lléveme hasta donde vaya, quiero caminar por el cielo junto a usted, que sus alas me rodeen haciéndome sentir que no existe nadie más para mí que usted”
Hoy, después de dudas y pensamientos el ángel la ha elegido e intercambiados sus corazones han sido.
Desde ahora seguridad, prosperidad y dicha mutua; cuidando cada uno el corazón del otro… velando cada uno el sueño del otro,… cada uno mirando la estrella que lleva el nombre del otro
“Me aceptó en su vida, y aunque en un principio no lo de la manera que deseaba… pude apreciar cada pequeño sentir de usted por mí, hoy es grande… hoy es mutuo, hoy me incluyó en su vida, como lo deseé en un principio… como lo deseo cada día
Porque a su lado siento que estoy en el cielo, todo lo que tengo le confiero. Y a usted le agradezco porque me he vuelto a conocer desde cero, y porque me convirtió en su princesa y aceptó ser el ángel que mi corazón esperaba y pidió a la luna como deseo”
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